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Después del divorcio Kurt estuvo viviendo con su madre durante un año. Pero el pequeño Kurt no acababa de congeniar con el nuevo novio de su madre. (Al principio Wendy atribuyo esta antipatía a los celos. No fue hasta cinco años mas tarde cuando cayo en la cuenta de que Pat sufría serios trastornos mentales: era un esquizofrénico paranoico). Incapaz de controlar las rabietas de Kurt, Wendy envió al niño con su padre, que vivía en un remolque en Montesano, una pequeña comunidad de leñadores situada a veinte millas al este de Aberdeen. Kurt sentía que no tenía demasiado en común con su padre. Don solo estaba interesado en los deportes, que a Kurt le decían mas bien poco, y no conseguía entender - y mucho menos compartir- el interés de su hijo por el dibujo y la música. Poco después de empezar a vivir con Kurt, Don volvió a casarse. Su nueva mujer aportó dos hijos al matrimonio. |
La familia al completo se mudó a una casa como Dios manda - o sea, sin ruedas- y empezaron los problemas Kurt no soportaba a la nueva familia, y muy en particular a su madrastra "la persona más hipócrita que he conocido en mi vida". "Nunca sentí que tuviera un padre, una figura cercana a mí con la que tuviera algo que compartir. Creo que mi padre me dio por imposible porque creyó que mi madre me había lavado el cerebro" recordaba Kurt mas tarde. Además, Kurt no soportaba el empeño que Don tenia por que su hijo sobresaliese en las actividades deportivas. Su padre le inscribió en un torneo de lucha libre que Kurt perdió intencionadamente, por puro desmadre. Y cuando Don le llevó a cazar, Kurt se negó a unirse a la expedición y se paso el día en la camioneta, contando arbustos.
Pero la convivencia con su padre supuso, al menos, una aportación positiva para Kurt: su padre se suscribió al club postal de discos de Columbia y así fue como Kurt pudo escuchar discos de Aerosmith, Led Zeppelin, Black Sabbath y Kiss, que lle- gaban por correo y que su padre ni siquiera abría. Finalmente Don acabo por decidir que el tampoco aguantaba vivir con su hijo, así que Kurt, como en su día sucediera con Courtney, se convirtió en un fardo que sus familiares se pasaban de mano en mano. Vivió con tres tíos y tías diferentes, y unas dos veces al año le tocaba mudarse desde Montesano a Aberdeen, o vicever sa, cambiando de casa y de colegio.
Wendy sentía que su deber
moral era el de acoger a Kurt en su casa, pero en aquel momento ella también
estaba atravesan- do numerosas dificultades. Se estaba separando
de su novio, que había abusado física y mentalmente de ella
(una vez le dio tal paliza que Wendy acabo en la sala de urgencias del
hospital local) y, además, acababa de perder su trabajo. Así
que le pidió a su hermano Chuck que se hiciese cargo de Kurt.
Chuck, que como
hemos dicho antes, era guitarrista, le regalo a Kurt su primera guitarra
con ocasión del decimocuarto cumpleaños. Se trataba
de una guitarra eléctrica de cuarta mano y de
marca desconocida que venia a-
compasada de un mini amplificador cutrelux de apenas diez watios de poten- cia. Pero Kurt se sintió entusiasmado y en menos de una semana había apren di do a tocar su primera canción a la guitarra: "Back In Black", de AC/DC. A los catorce años
Kurt era un chico enfermizamente tímidoque no inter- cambiaba palabra
con un alma en el instituto. No tenía un solo amigo. Cuando las
clases terminaban se iba directamente a casa y practicaba con su guitarra
hasta que llegaba la hora de acostarse, versioneando canciones de Led Zeppelin,
de Queen y de los Cars. Por aquella época empezó a interesar
se por la explosión punk.Pero a la diminuta Aberdeen no llegaba
un solo dis co ingles de punk. Kurt solo sabia de las andanzas
de los Sex Pistols a través de lo que leía en las revistas.
En su cuarto tocaba la guitarra tal y como imagi naba que debía
sonar la de Steve Jones: una especie de riff-r.reoso y guarrón.
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Cuando por fin consiguió convencer a un amigo de que le llevara, se encontró con la guitarra hecha pedazos, abandonada entre los arboles.
En mayo de 1984 Wendy Cobain se caso por segunda vez con un guardabosques llamado Pat O'Connor. Después de mucho llorar y suplicar . Kurt consiguió que su madre le permitiese volver a vivir con ella. Poco después, y tras una sonora pelea conyugal en la que Wendy apunto a su marido con una pistola, la nueva y arrepentida señora O'Connor hizo un paquete con todas las armas que encontró en la casa (pistolas, revólveres, y rifles de caza) y lo tiro al río. Kurt, que lo había visto todo, convenció a unos compañeros del instituto para que recuperaran el paquete. Entre los tres empeñaron las armas y se repartie - ron el dinero. Así fue como Kurt pudo comprarse su segunda guitarra. En su nueva casa Kurt volvió a la guitarra con ánimos renovados. Pero ahora no se limitaba a versionar temas. Empezó con sus propias composiciones, y además, cantaba.(Bastan- te mal según su madre).
En el instituto se inscribió en el equipo de baloncesto, no porque le interesara mucho ni poco, sino porque estaba obligado a practicar algún deporte. Kurt se limitaba a dar unos cuantos botes al balón antes de practicar alguna personal intencionada que le permitiera volver al banquillo de los suplentes. Fue en el banquillo donde conoció a Matt Lukin, un chico algo mayor que él, fan de Cheap Trick y Kiss, que tocaba el bajo en el que seria el primer grupo punk de Aberdeen: los Melvins.El resto es his toria.
El nacimiento del
grupo en Seattle, la ciudad donde un pequeño sello independiente
con el curioso nombre de Sub Pop publico una serie de discos estridentes
que alteraron el curso de la historia del rock. Seattle, cuna del grunge.
Seattle capital del sonido. Seattle, cuyos mayores representantes han sido
Nirvana. Por cierto, Nirvana ni siquiera procedían de Seattle. A
pesar del empeño de la prensa en presentar el sonido Seattle como
una tendencia homogénea, la única cosa que tienen en
común grupos como Mudhoney y Pearl Jam
es la geografía. Y sin embargo, Mudhoney y Pearl Jam, Soundgarden
y Nirvana, Alice in Chains y Tad han surgido de lo que se llama la música
alternativa del estado de Washington. El rock de Seattle comparte una misma
identidad que no podía haber evolucionado en ninguna otra parte
del mundo.
La movida punk se había desplazado
desde Olimpia hasta Seattle.Pero en Aberdeen, la ciudad de Kurt Cobain,
a tan solo cien millas de Seattle, no cabía el estilo punk. Los
primeros punkis de Aberdeen fueron los Melvins: Buzz Osborne, guitarra
y voz, Matt Lukin, bajo, y Dale Crover, bateria, que nacieron en 1981 influidos
por la segunda oleada punk americana, el Hardcore y el rock duro de Kiss,
Black Sabbath y Ted Nugent.
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